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Compartiendo

Compartiendo Nunca fui de compartir mucho mis cosas.

Por 'mis cosas' me refiero a la parte sentimental, de lo que me pasa en un momento dado. Por lo general, si contaba era porque ya se me había pasado o porque había explotado. En el último tiempo me he dado cuenta que no es nada bueno eso. Nada más cierto que ese refrán que dice: "Dolor compartido es medio dolor".

Como la mayoría que se dan cuenta de estas verdades de la vida, lo aprendí de la forma difícil. Cuando es demasiado tarde, cuando uno explota frente al que sea, cuando las lágrimas salen sin permiso. Para colmo de males, uno no aprende de buenas y primeras, sino que se empaca en repetirlo otra vez. Así, hasta que nos damos cuenta que no va por ahí... e intentamos por otro lado pero volvemos a caer, aunque esta vez no dolió tanto y nos levantamos más rápido.

Es en ese momento en el que encontramos esas personas a las que les deberemos la vida. Y muchas personas (no necesariamente las mismas) nos encontrarán a nosotros. Personas a las que les contaremos nuestros dilemas, y personas de las que oiremos desgracias. No buscamos, ni buscan consejo; pero lo damos y lo recibimos igual. No serán los mejores consejos, tampoco serán los más acertados ni los más sabios: pero están dados con todo el corazón.

"Lo esencial es invisible a los ojos", me recordaba Galatea. A esas personas no se las elige, simplemente tienen algo que nos indica que son las adecuadas. No hace falta conocerlas de toda la vida ni haber compartido grandes cosas, ellas están igual.

Quiero darle gracias a todas esas personas en mi vida. Aprendí mucho de ellas y todavía me queda mucho por aprender.

Espero que ustedes tengan y/o encuentre a esa personas con las que compartir.

"No te caigas, no desistas,
vuela alto, no te rindas."

Alex Ubago - "No te rindas" (extracto)

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